Adiestramiento de Caballos en Método Centauro.

¡Velamos por la felicidad del binomio persona-caballo!

Adiestrando en Método Centauro logramos que el caballo acepte nuestro liderazgo de forma voluntaria y no a la fuerza. En todo momento velaremos por mantener la esencia del caballo intacta, aquella que le caracteriza como especie y como ser individual, y aquella que lo convertirá en maestro para las personas que con el equino interactúen.
Para tratar con el caballo desde su perspectiva y que entienda lo que le pedimos interactuaremos con él en su idioma, siendo nosotros los que intentaremos convertirnos en su semejante evitando así humanizarlo.
Aplicando el Método Centauro adiestramos caballos, no los domamos. Les proporcionamos la perfecta base sobre la que podrán especializarse hacía cualquier ámbito ecuestre para el que presenten actitudes y aptitudes.
Los adiestradores se diferencian de los "domadores", en que los segundos imponen su voluntad al caballo tan sólo con "ayudas" físicas, tales como: látigo, fusta, rebenque, espuelas y otra serie de aparatos de tortura que han inventado para someter a la fuerza al animal.
Por el contrario nosotros como adiestradores en Método Centauro, nos apoyaremos mayormente en las ayudas psíquicas, o dicho de otra forma, en las respuestas que son propias de la especie equina.
Una característica de los caballos que no debemos olvidar cuando de adiestrar a un potro se trate, es la capacidad de aprehender o empatizar con el estado de ánimo o sentimientos de su adiestrador. Los caballos descubren nuestro estado de ánimo y reaccionan en proporción al mismo.
Según nuestra experiencia, el estado de ánimo del adiestrador penetra en los caballos. Por ello, un adiestrador responsable tiene la obligación ineludible de dominarse, adoptando ante el caballo una actitud positiva en su máxima extensión. Y es por esta razón que decimos que el caballo nos ayuda en nuestro crecimiento personal.
Otra condición que no debemos olvidar durante el período de adiestramiento de un potro y que es un hecho clásicamente aceptado por todos los etólogos, es que la constante practica de una actividad, mejora extraordinariamente la eficiencia del potro en el ejercicio de esta actividad. El entrenamiento, además de perfeccionar las respuestas motoras haciéndolas más ajustadas a sus finalidades, habitúa al caballo a realizar su trabajo de forma tranquila, sin nerviosismo y al ser consciente de que lo realiza bien, lo hace con gusto.
El adiestramiento requiere de mucho orden, disciplina y constancia.